Aceite de coco. Sirve para todo.

Es un producto que he descubierto hace poco, con propiedades que lo hacen interesante en tres vertientes muy diferentes: médica, dietética y para el cuidado personal diario.

El aceite de coco es prácticamente el único alimento que contiene ácidos grasos de cadena corta. Al contrario del resto de las grasas, no necesita ni enzimas pancreáticas ni bilis para su digestión. Resulta ideal para las personas a las que se les ha extirpado la vesícula biliar y tienen dificultades para digerir las grasas, o en general, para personas con problemas digestivos o de hígado. En los hospitales, los ácidos grasos de cadena corta se administran a pacientes que requieren una alimentación especial.

Los ácidos grasos de cadena corta se digieren más fácilmente. Mientras que otras grasas se almacenan en las células de cuerpo, las del aceite de coco se envían directamente al hígado, donde se convierten inmediatamente en energía. Gracias a esta rápida y fácil absorción, se aligera la carga de trabajo del páncreas, el hígado y el sistema digestivo. Además, el aceite de coco “acelera” nuestro metabolismo, con lo que nuestro cuerpo quemará más calorías al día. Esto se traduce en una pérdida significativa de peso y un aumento de energía y vitalidad.

El aceite de coco es rico en ácido láurico que tiene propiedades antivirales y antibacterianas, lo que evita la formación de caries y placa dental. Dado su agradable aroma y dichas  propiedades antibacterianas (las bacterias provocan el mal olor corporal) puedes usarlo en lugar de los desodorantes comerciales. El ácido láurico se convierte en el cuerpo en una potente sustancia de propiedades antivíricas, antibacterianas y antimicóticas, llamada monolaurina a la que son sensibles muchos patógenos, como la Candida albicans, el Helicobacter pilorii o los virus del herpes o la gripe. El ácido láurico es uno de los ingredientes naturales de la leche materna, protege al bebé de las infecciones y estimula su sistema inmunitario.

Otros ácidos grasos que se encuentran en el coco son el ácido mirístico, cáprico y caprílico que también tienen pronunciadas propiedades antivíricas, antibacterianas y antimicóticas. Por ejemplo, el ácido caprílico lleva décadas utilizándose en el tratamiento de la candidiasis.

Además, el aceite de coco es un gran aliado de belleza:

Se puede aplicar directamente a la piel como substituto de las cremas hidratantes o como aceite de masaje. Conserva la piel tersa y sin arrugas.

Es un excelente acondicionador para el cabello.

Aceite de coco y cabello

¿Habéis oído hablar de la técnica del “Oil pulling”?

Es una técnica de la medicina tradicional india (ayurveda) que no sólo sirve para dejar los dientes blancos, sino también para tener un aliento fresco y prevenir las caries.

La técnica consiste en ir pasando aceite entre los dientes durante 10 o 20 minutos con el fin de que el aceite atrape todo tipo de patógenos de la cavidad bucal. Una vez finalizada la técnica se escupe el aceite y se lavan los dientes como de costumbre.

En la India se masajea el cuero cabelludo con aceite de coco y limón durante 15 minutos al día. Así se previenen las canas. Para completar este efecto os aconsejo tomar además un complejo de vitaminas del grupo B.

Gracias a su poder antioxidante, el aceite de coco evita la formación de radicales libres en la piel, disminuyendo la aparición de manchas y otros signos de envejecimiento o sobrexposición al sol. El aceite de coco mantiene el tejido conectivo resistente y flexible. También elimina las células muertas, volviendo la piel más tersa y suave. Incluso penetra en capas más profundas, fortaleciendo los tejidos interiores.

Generalmente el invierno trae aire seco, mientras que el verano trae aire húmedo. En invierno es importante mantener las membranas de las mucosas húmedas. Un truco es poner un poco de aceite de coco dentro de los orificios nasales cuando están secos. Muy útil cuando se viaja en avión.

En nuestra farmacia vendemos el Aceite de Coco del Dr Goerg, porque todos los aceites de coco no son iguales. En esta pequeña empresa alemana se utilizan únicamente cocos en perfecto estado y recién recolectados. Como muy tarde tres días después de la recolección y aproximadamente una hora después de haber sido pelados, se exprime la pulpa blanca del coco y se realiza un prensado en frío (por debajo de los 40ºC) para conseguir grasa y aceite de coco ecológicos de primera calidad. La harina de coco también está procesada en frío por lo que ambos productos son aptos para dietas crudiveganas.

Los productos Dr Goerg sustentan el modo de vida de las pequeñas comunidades rurales que elaboran el aceite, la harina y la leche de coco de forma totalmente artesanal en las islas Filipinas.

Aceite de coco Dr. Goerg

 

– Todo el tratamiento se realiza exclusivamente a mano y no se utiliza ningún tipo de aditivos.

– Este aceite no se produce en masa. Lo elaboran familias que tienen plantaciones de coco con los mismos métodos tradicionales que se vienen usando hace cientos de años. La producción de cada familia es certificada cada año según los estándares GMP, que son los más estrictos en Estados Unidos.

– No ha sido refinado, blanqueado ni hidrogenado. No ha sido desodorizado, tiene, naturalmente, un aroma suave.

– No se ha utilizado ningún producto químico ni disolvente (ni siquiera hexano) en su elaboración.

– Los cocos proceden de palmeras tradicionales, no de variedades híbridas ni genéticamente modificadas. Tienen certificación ecológica: cocos cultivados sin pesticidas o herbicidas. Se conserva durante mucho tiempo sin estropearse debido a su alta capacidad antioxidante.

Y hablemos ahora de su interés gastronómico y dietético:

– Es termoestable: no se oxida al calentarlo al contrario que el resto de los aceites, por lo que se puede usar para freír, hornear, cocer o asar. Yo lo uso mucho para saltear verduras o hacer recetas orientales como curry indio o tailandés. Está exquisito.

– En frío se puede usar como aliño en ensaladas, untar pan o tostadas o añadirlo a batidos, zumos, purés, yogures…

– La dosis terapéutica recomendada es de 3 o 4 cucharadas al día mezcladas con la comida.

– Proteger de la luz directa del sol. No necesita refrigeración.

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